martes, 16 de agosto de 2011

Eterno Pendejo


Una mujer coloca una rosa en honor de los jóvenes masacrados en Utoya, Noruega.

¿Cuántas flores tendríamos que colocar aquí en México por la muerte de nuestros jóvenes, mujeres y niños inocentes en esta estúpida guerra contra en narco?

Esplendorosos jardines teñidos de un naranja tzempazuchitl, flor que en México honra a los difuntos, se extenderían a lo largo de un país que hoy dia se pinta de un rojo intenso, tributo a la muerte absurda.

La sangre la ponemos nosotros, los mismos, los nadie, que cuestan menos que la bala que los mata.



1 comentario:

Unknown dijo...

POKAMADRE EL TRABAJO, AUMKE ESTE IJO DE PUTA NI LO MERECE